
Ama apasionadamente a los animales. Al no ser que en su carta natal tenga alguna influencia negativa. Por lo general no teme a nada. Al Sagitario típico le atrae el peligro, el riesgo, la aventura.
Lo que Sagitario piensa y siente, lo dice en forma casi inmediata, de un niño pero con la misma inocencia.
Es difícil estar durante mucho tiempo resentido con Sagitario, siendo tan evidente su falta de maldad.
Son capaces de ofrecer consejos profundos y sabios, cuando no se toma el tiempo de analizar sus opiniones.
Introvertido o extrovertido, es promotor del corazón. Aunque su lengua calle, su mente está ocupada.
Normalmente el típico Sagitario es feliz y tranquilo, pero su temperamento de fuego puede estallar si descubre que alguien está abusando de su amistad o se toma demasiadas confianzas. No sabrás como ha podido darse ese cambio en esa persona y de esa forma tan radical. Muy fácil, Sagitario se ha encontrado ante una injusticia, y eso no lo tolera.
No soportan que se les juzgue de fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su integridad hará arder con fiereza su indignación, pero luego pedirá perdón. Eso sí, siempre el orden será así, primero actuará y luego se parará a pensar. Es muy impulsivo y temperamental.
Les encanta viajar, es el signo más viajero, siempre está preparado para salir con destino a cualquier parte.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el Sagitario típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niegan a crecer, asumir responsabilidades, aunque al final lo afrontan de forma admirable.
Sagitario cede de mala gana a la enfermedad, y se recupera con sorprendente rapidez. Es alguien a quien la vida rara vez derrota en forma permanente. Creen que mañana será mejor que ayer, y hoy no está nada mal.
Les encantan los juegos de azar, las apuestas, los casinos y hasta los juegos más serios.
Aunque en las relaciones amorosas es cálido y afectuoso, es bastante difícil que se deje atrapar. Ya hemos dicho que le cuesta contraer compromisos.
Sus defectos: una tendencia al mal genio, excesivo gusto por la comida y la bebida, incapaz de guardar un secreto. Pero ninguno de esos fallos es necesariamente permanente.
Es un signo generoso por naturaleza.
No puede tener éxito como mentiroso, nadie cree ni media palabra, se le pilla sin ningún esfuerzo. Para él es siempre mejor decir la verdad salga como salga.
No importa que sea osado o tímido, la auténtica naturaleza de este idealista generoso es de lo más alegre.
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